Se ha dicho que la mejor invención del ser humano es la música, y de eso no cabe la menor duda. Los que amamos la música entendemos su valor espiritual, tanto para una persona enamorada, que se desvela bajo las melodías dulces, que llora de tristeza bajo la cobija de una hermosa canción, o sonríe con la dulzura de las notas musicales.
Es la fuente de inspiración para aquellos que desean más que hablar, expresar y hacer sentir lo que llevan dentro, instrumento para levantar la vos en protesta y a favor de las más puras cusas del hombre, lo comercial no ha podido con ella, aun cuando intentan elitizarla ella es libre, libre como lo que expresa, libre como lo que libera.
Acá dejare algunos ejemplos de lo que la música bien usada, puede lograr, en mi país (Venezuela) quizás un logro que muchos, por simple odio, rencor, no lo muestran al mundo, y que se queda allá encerrada, pero libre con los que la crean. Hace algunos años, dos o tres, el gobierno de Venezuela implemento el sistema nacional de orquestas y coros infantiles creado por el maestro José Antonio Abreu, la misión música, con este proyecto se han multiplicado la cantidad de niños y jóvenes que ahora hacen música para alimentar su espíritu, y el de quienes los escuchan.
Pero la audacia y el amor por la vida y el ser humano, llevo este sistema a las cárceles, un componente más y quizás el más significativo, del proceso de humanización de las cárceles en el país, aunque muchos tiren piedras e injurias, no podrán jamás ocultar la realidad.
Con ustedes la Orquesta Sinfónica Penitenciaria de Venezuela.
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